Aunque quedó claro que el cese al fuego en Gaza es obligatorio, Washington se opuso a la consideración general del organismo.
El Gobierno de Estados Unidos consideró este lunes que la resolución que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó gracias a su abstención pidiendo un alto el fuego en la guerra de Gaza “no es vinculante”, pese a que sí lo es.
Esta teoría, que sondeó primero la embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, durante la sesión del Consejo de Seguridad, fue después acogida por varios altos funcionarios del Gobierno de Joe Biden.
Preguntado durante una rueda de prensa por si cree que Israel anunciará un alto el fuego como consecuencia de la resolución, el portavoz de la diplomacia estadounidense, Matthew Miller, respondió: “No lo creo”.
“Es una resolución no vinculante”, añadió.
Miller no dio más explicaciones sobre esta posición adoptada por Estados Unidos, opuesta a la consideración general de que las resoluciones adoptadas por el Consejo de Seguridad sí son vinculantes.
“Consideramos que la resolución no es vinculante”, insistió al ser presionado.
A esta misma posición se aferró durante una rueda de prensa de la Casa Blanca el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby: “Es una resolución no vinculante, por lo que no tiene ningún impacto en Israel ni en su capacidad para seguir combatiendo a Hamás”.
Como Miller, Kirby tampoco aportó una explicación legal sobre por qué Estados Unidos considera esta resolución en concreto no vinculante.
14 a favor y una abstención, la de EEUU
La resolución, aprobada con 14 votos a favor y una abstención -la de Estados Unidos- pide “un alto el fuego inmediato” en la Franja de Gaza.
El llamado al alto el fuego no está condicionado ni vinculado a otras acciones, pero en el texto se pide también la liberación de los rehenes en manos de Hamás.
El secretario general de la ONU, António Guterres, aplaudió la aprobación de la resolución del Consejo de Seguridad, de la que dijo que “era esperada desde hace mucho tiempo”, y advirtió que “sería imperdonable fracasar (a la hora) de aplicarla”.
Que Estados Unidos permitiera con su abstención que se aprobara la resolución tras cuatro intentos fallidos en los últimos meses provocó el enfado del Gobierno de Israel y en particular de su primer ministro, Benjamín Netanyahu.
El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, de visita oficial a Washington, dijo después de que se aprobara que su país no detendrá la guerra: “Moralmente no tenemos ningún derecho a detener la guerra mientras todavía haya rehenes retenidos en Gaza”.
“Operaremos contra Hamás en todas partes, incluso en lugares donde todavía no hemos estado”, agregó, refiriéndose sin mencionarlo al enclave de Rafah, donde se refugian más de un millón de personas y que constituye un importante punto de fricción entre Washington e Israel.