Domingo de resurrección Hoy la Iglesia celebra con alegría la resurrección del Señor Jesús. Condenado a muerte, fue cargado con la cruz, coronado de espinas, insultado y flagelado. Murió en la cruz y fue sepultado. Jesús Nazareno había sido recibido con palmas y vítores el Domingo de Ramos cuando entró en Jerusalén, y el Jueves Santo, después de la última cena, fue juzgado y condenado injustamente a muerte. Cargado con la cruz, subió la Vía Dolorosa para ser crucificado en el Gólgota. A su paso, se produjeron muchas reacciones: las autoridades, lo condenaron; Pilato, se lavó las manos pero no logró lavar su conciencia; los soldados, cumpliendo órdenes, lo azotaron y lo golpearon; algunos le escupieron el rostro y lo ofendieron con improperios; la mayoría de la gente, lo vio pasar y no hizo nada por evitar una condena y una muerte injusta. No hay peor acción que la pasividad generalizada, no hacer nada para impedir el mal nos convierte en cómplices de la injusticia.